Estan en el San Cristóbal. Caminan muy cerca el uno del otro, se miran y se sonríen. Es imposible no andar abrazados, el cariño es demasiado grande.

Mientras suben, ríen y conversan de la vida y de los proyectos que cada uno tiene para su futuro. No se tocaron temas de proyección, porque a pesar del sentimiento de por medio, es todo muy reciente...

Entraron al jardín japonés y lo hicieron suyo. Se toman de la mano, se siguen mirando y ríen. Mientras se abrazan, caminan y se detienen en la pagoda a mirar a Santiago. Salen proyecciones de la nada, se miran y se besan. Tratan de hablar de compromiso, pero eso es un tema que está demás. Ambos están viviendo el momento al máximo. Quieren aprovechar la perfección del momento que casi es mágico. El resto de las personas no existen o simplemente no caben dentro del abrazo ni de los sentimientos que estan sintiendo.

Santiago de a poco va tomando un color anaranjado y emocionados suben a ver la puesta de sol.

Mientras siguen caminando, miran y siguen mirando cosas tan sencillas, pero que los asombra.

Observan árboles y se ríen al tratar de reproducir los nombres científicos que son impronunciables. Optan por esconderse. Necesitan esa soledad, quieren ser únicos al menos por un momento... se dan cuenta que Santiago ya está iluminado por completo y que la puesta de sol no la alcanzaron a ver. Se besan y miran abrazados el Santiago donde viven.

Al darse cuenta de la hora, bajan rápidamente. Temen quedarse encerrados. Sin embargo, van bailando el vals de los novios... hay que practicarlo, tienen matrimonios seguidos.

A pesar del horario, querían seguir juntos.

Se fueron al cine.

Se dejaron la entrada de recuerdo. Era la primera ida al cine juntos!!!.

Vieron la película abrazados y se rieron de los personajes, se identifican con alguno y se burlan mutuamente.

Enciendo la luz, miro la hora, son las 04:20 am. Todo fue un sueño. Un maravilloso sueño.

Sin embargo, al apagar mi lámpara, me doy cuenta que tengo la entrada en mi velador.

Deja vú?.