26.11.10

Crítica literaria



Estoy leyendo hace 2 semanas "La barrera del pudor" de Pablo Simonetti.

Aclaro que nunca me ha gustado el tipo este como escribe y no logro entender como es que vende y vende sus libros como pan caliente. El libro es como bien "libidinoso", en el sentido de contar los secretos sexuales de un matrimonio donde la mujer exige su satisfacción sexual, a un marido que aún no logro saber el porque de su impotencia y eyaculación precoz... lo que lleva a buscar la satisfacción por fuera del matrimonio... Yo como hombre latino, pero con mentalidad EUROPEA, lo leo porque definitivamente me gusta el chisme, la copucha y el que pasa... sobretodo en estas materias donde la copucha es más "sabrosa". Quien no le ha contado a su mejor amigo/a, una frustración sexual, un noche excitante, que los pillaron en pleno acto, que no llegaste al orgamo o que no se la pudo.

Simonetti, con un lenguaje variado, diverso y amplio da esas copuchas, que quizás si fueran en un lenguaje más coloquial, estaría al borde de ser éxito de ventas (si es que ya no lo es).

Pues nos guste o no, el sexo vende y con mayor razón cuando se cuenta la insatisfacción sexual... y los malabares que se hacen, para sentirse satisfecho o satisfecha.

24.7.10

Poniendo al día.

Hoy es un día gris, hace muchísimo frío y eso hace que me ponga nostalgico. En donde uno empieza a recordar los buenos momentos que ha pasado.
Al final de todo, sí fui a México y todo gracias al hado, como diría mi amiga flautista.


Conocí un mar de gente, muchísimas ciudades, es sin lugar a dudas un país maravilloso de la M a la O. Mis amigos virtuales, que después pasaron a ser de papel y ahora ya de carne y hueso han sido unos seres realmente maravillosos que me enseñaron parte de su país y me hicieron sentir un mexicano más al extremo de querer quedarme en tierras aztecas y probar suerte por aquellas latitudes. Sin embargo, como soy un tipo de palabra (o también bien weón), me devolví en la fecha estipulada, lo que hizo que el 80% de lo que era, mi "bella persona" quedara allá y el 20% que me acompaña quiera regresar de una o alguna forma al DF.


Mirando el lado positivo del 20% es que apenas regresé, ya tenía trabajo y eso hizo que en vez de descansar un par de días, tuviera que el mismo miércoles estar a las 8.30 en mi nueva chamba, la que duró 2 meses y 9 días, porque gracias a un contacto amigo, me dijo que enviara mi CV y que esperara el llamado millonario, el que llegó varios días después, para una entrevista de trabajo, que derivó en que ahora pasara de procurador a "abogado tramitador" en un área totalmente nueva: AREA PENAL. Cuek!.
Como saben que estoy virgen en esta área, es que me están dando el tiempo en aprender y partir de abajo (lo cual creo con plena convicción que es lo correcto), por lo que voy feliz a las fiscalías donde me manden y de paso aprendo. Soy feliz. Pero como me falta más del 50% de mi esencia, aún muero por volver.

Lo que tengo claro, es que volveré, quizá tarde, pero volveré...


19.3.10

Las vacaciones que no fueron...

Según lo que había planeado durante meses, hoy debería estar en Puerto Vallarta, ya en la última parte de mi periplo, para regresar pasado mañana a Santiago, de seguro más delgado, tostado, feliz y con muchos recuerdos que contar (incluída mi entrada del recital de Coldplay que sería lo más valioso que iba a tener dentro de mi exiguo patrimonio).
Entre todas las ganas del viaje, estaban el que iba a conocer a mis amigos blogueros (y de correspondencia), y no iba a ser testigo audiovisual, de como el presidente electo, asumía el poder y nuestra adorada Presidenta, se nos iba del Palacio de la Moneda.
Pero como un propone y Dios dispone, el 27 de Febrero, se vino el quinto terremoto más fuerte en intensidad que la historia del mundo tiene conocimiento, (también tenemos "la suerte", de tener el número 1) lo que provocó que mi viaje de mis merecidas vacaciones y mi premio de titulación se fuera al tacho de la basura.
El estar sin energía eléctrica durante casi 10 días, y con un temor de un posible saqueo, hizo que cualquier expectativa de partir se fuera a la punta del cerro, pues de irme sería para mí abandonar el barco, a pesar de que este barco nunca tuvo ni el más mínimo riesgo de hundirse. El tema no va por ver que no pasa nada estructuralmente, sino que va en el ánimo. Como soy un ser con mucha EMPATÍA, dejar a mis papás y la familia sola, al menos para mí no era lo adecuado.

La abuelita Ismenia, aún grave y hospitalizada, era otra razón que me hacía meditar el tema, que a pesar de las conversaciones con mi núcleo familiar, era que había que partir.
Sin embargo, el Lunes 16, la abuelita partió. La acompañé en su velatorio y le di la despedida. Hoy me siento tranquilo, de estar donde tenía que estar. Lo principal, era estar con ella y los míos.

¿ Y México?. Esperará. Ojalá que la tercera sea la vencida.

21.2.10

Esperando...

Para nadie hablar de la muerte, es fácil. Y yo estoy pensando diariamente en ella. Siempre que pienso en mi muerte, se muere alguien.
La verdad es que estoy ya hace 2 semanas, esperando que arribe, tome a mi abuelita de su mano y la lleve a encontrarse con mi abuelito y la Ire.
Sin dudas, para cualquiera que lea esto, dirá que soy malo y que como deseo la muerte a otro; pero como mis pensamientos son bien liberales en este tema, es que hacen que esté a favor que cuando la gente ya empieza a sufrir y de verdad quiera y todos saben que va a morir, alargar el sufrimiento no tiene sentido. Y no tan sólo el sufrimiento de quien debe partir, sino de todos aquellos que rodean a este ser querido.
Hoy salió un tema de conversación que me dejó con preocupación y con pena. Pues siempre pensé y creí que la abuelita se iba a morir en el sueño, sin dolor y feliz. Hoy entre tanto tubo y manguera, la abuelita pidió irse a la casa. Y como es imposible llevarla, se está tomando la opción de llevarla a un hospital geriátrico, donde mi tía dijo: "Me da tanta pena mi mami, nunca nadie se imaginó esto y lo peor de todo, es que lo que todos imaginabámos otra situación diferente. De seguro la mamá se muere de pena". Y eso me partió el corazón. La abuelita nunca fue mala con ninguno de nosotros sus nietos, ni con sus hijas, ni con sus vecinos ni con su parentela, ni con nadie.
Morir de pena, es peor que morirse en la imagen colectiva de la gente.
Y la abuelita Ismenia, no merece morir así. No lo merece.