La velocidad de la vida...

Ayer lo pasé más que super por allá en la La Florida a ver a la chiquilla que sale en la foto.

Lo pasamos de lo más yupi. Nos reimos como contratados y nos tomamos nuestros respectivos Dilmahs en el balcón viendo como el sol, le daba el pase a la luna, como lentamente las casas iban prendiendo sus luces y nosotros nos reíamos de la vida. Porque nos dimos cuenta de que a pesar de que no podemos tener todo, lo que tenemos nos sirve para darnos cuenta que somos más que afortunados. A la Clau le pasó eso, cuando vimos las fotos de Kabul en el Bellas Artes y a mí, desde que caché que la plata no hace la felicidad y que las cosas esenciales de la vida son las que no hacen ser más afortunados que otros. Porque al fijarnos en las cosas esenciales (y que nadie más se fija por lo mismo) nos hace ver un mundo más chori de lo que es. Y el resto nos envidia por eso mismo. Porque a pesar de que todos podemos sonreír, no todo el mundo está con ganas de hacerlo.

Cuando venía de regreso, del pueblito aquel, me llama la Cata y me dice que el informe de la profe está en el mail. Tututututu (latidos del corazón), llego a la casa, prendo el compu y reviso mi casilla. Fuimos aprobados con un 6.0, yo más que feliz. Recibí más felicitaciones en el séptimo continente que en mi casa, pero eso como que da lo mismo, total ya me acostumbré a los que rico, pero de esos que salen de la boca pa´fuera y que al resto no lo mueven de su escritorio.

Mi felicidad de tal extremo, porque la verdad es que el informe fue realmente maravilloso, pues jamás pensé que nos iban a evaluar de esa forma...

Comentándole a todo el mundo de esta buena noticia cuando me entero que un amigo mío, tiene un accidente vascular cerebral. Complicá la cosa, porque ayer habíamos conversado hasta bien tarde y me dio como cosa, porque no me despedí...

Mi felicidad se fue a las pailas. Si el wn tiene 24 años no más. Ahí como que el AMP se me estuvo llendo solo un poco a la misma cresta. Pero sabiamente Pablo, me dice: Migo, esté feliz porque está estable y al parecer no tiene secuelas. Toda la razón pensé.

Mi felicidad no está completa, pero de a poco se vuelve a re-estructurar.