7.10.06

Brindemos por el amor y sus fracasos II

A pesar de la sensación de que lo había vivido no iba a resultar, recibió un mensaje en su celular. Quizás después de todo, no fue tan malo pensó. Apenas llegó a casa, prendió su computador para ver si estaba en línea. Siguieron conversando y se quedaron de juntar nuevamente. Esta vez al telésferico. Es bueno mirar Santiago desde las alturas. Ambos sintieron pica, cuando todos tomaban fotos con las cámaras digitales, mientras ellos sólo se conformaban con mirar. Bajaron y se encontraron con los amigos de él. Comieron pizza y se tomaron un trago. Al otro día su mejor amigo, lo reprendío por lo poco cariñoso que había sido. A lo que él respondió: Cuando no, te quejas que soy lapa, quien te entiende!.
Se mantenía el contacto por msn y mensajes de texto. Todavía ambos estaban nerviosos de escuchar sus voces, pero cuando se reunían hablaban y se reían mucho.
Había tantas cosas en común como también diferencias pero se complementaban perfectamente.
El se moría por darle un beso, pero recuerdos pasados le hacían irse con calma.
Fueron al cine, de película no vieron mucho. Pues ambos se atrevieron al mismo tiempo de hacer lo que querían hacer bastante.
Las cosas seguían con normalidad y él se atrevía de contarle a algunos amigos más de quien empezaba a estar a su lado, en su mente y empezaba tener conversaciones con quien cuidaba algo que algún tiempo atrás fue roto por completo. Todos estaban felices y el casi sentía la envidia de la sociedad, porque era feliz.
A medida que iba conociendo su mundo y sus amigos, las opiniones eran: Sin duda, esta es la mejor de todas las personas que has tenido. Na´que ver con la otra.
Él estaba feliz. Pues a pesar de todos los buenos comentarios, había interés en conocer su mundo laboral, el mundo de las demandas, de tribunales y de apelaciones. Era la primera persona en decírselo y con las ganas de conocer y aprender. Sus amigas le decían, pero cómo?, si estudia ingenería. El ya no cabía en su felicidad.
Cada vez cantaba para si mismo: "Al parecer te daré un poco más/ a lo mejor y soy yo/ lo que tu necesitas/ no hay más, me necesitas/ tal cual aquí estoy yo". Era así, el necesitaba ya de su persona y su compañía.
Después de pensarlo, se decidió. El domingo me la juego se dijo . Se juntaron en metro Salvador y caminaron. Fueron al Dunkin, se sentaron apartados. El vuelve del baño y ve como a quien ya empezaba a necesitar con todas sus fuerzas, mandaba un mensaje de texto. Aparecieron temores, un poco de rabia, pero después de sentir la vibración de su celular, lee: Te quiero mucho. Se sintió estúpido y sonrió. Estaba seguro que le iba a ir bien con la propuesta.
Después del café y las donas. Conversaron. El dio a entender su parecer, pero el pasado volvía aparecer. Su ex volvía a dar luces de vida, justo cuando solicitaba la firma del contrato de exclusividad. Se optó por apagar celulares, pero era otra señal de que al parecer las cosas no iban a resultar.

1 comentario:

Espíritu Intermedio dijo...

Puedo brindar...contigo...estimado Nicolas?

La vida es rara a veces... nos trae sorpresivamente a personas demasiado especiales, gente que nos quiere hacer bien, y ese bien uno lo quiere canalizar como una entrega sincera de afectos inimaginables, y está bien ser sincero con los sentimientos, es algo que enorgullese mi forma de ser, lo digo sin modestia porque los maravillosos seres que conforman tu mundo te lo demuestran y afirman...

Salud por la vida!!

Bebamos el trago amargo de la soledad incomprendida, porque despues del sabor amargo, simpre vuelve el sabor de la tranquilidad.