Dany

Sin quererlo, pero teniendo una corazonada, sabía que podías estar en Blondie.

Y no me equivoqué, a la salida de los baños, nos quedamos mirando. Y fue inevitable el no abrazarnos y sentir (al menos yo) el mismo abrazo que nos dábamos cuando compartíamos juntos. Ese abrazo fuerte, pero a la vez con cariño y ternura. Ese abrazo que de verdad demuestra afecto, y no el que das sólo por cumplir.

Sentí ese mismo abrazo, cuando fue la última vez que nos juntamos en el metro Pedro de Valdivia, cuando tenías tus mechitas rojas en el pelo. Ese abrazo que nos dimos al costado de las puertas de salida del andén y que fue tan extenso y tan especial.

Desde ese momento que no sentía un abrazo similar. Tuvieron que pasar 2 laaaaaaaargos años para volver a sentirlo. Di muchos abrazos y recibí miles, pero como los tuyos Dany, NINGUNO!. Siempre fui adicto a ellos, pasaba pegado a tí, y es por eso que te regalé un koala, para que el te abrazara, mientras yo no estuviera contigo.

Quizás, suene hasta paradójico, que hace dos semanas atrás, yo te haya visto y simplemente corriera desesperado hacia mi casa, dejara a mis amistades botadas y tuviera que hablar con la Anita para poder sacar mi angustia a eso de las 4 de la mañana, mientras corrían un par de lágrimas por mis mejillas; todo por el temor de ver como la felicidad que me entregabas a mí, ahora se la dabas a otro. Me pesaba y me pesa haberme dado el lujo de perderte y no haber luchado por recuperarte.

Y hoy el destino, hizo que nos viéramos a ver.

No había escapatoria, había que afrontarlo y la verdad es que fui feliz de verte.

Me asombró que supieras de mí. Pero no me asombró verte con Álvaro.

Sufrí de unas punzadas cuando vi que lo besabas. No había nada que hacer. La vida continúa.

Había que seguir bailando...

Y ahora... qué?. Quedarme con el recuerdo de tu abrazo, y cruzando los dedos, para que no tenga que esperar otros 2 años, para volver a sentirlos..