El hombre que ve ahí, obviamente no soy yo.
Él es Ismael Serrano. Uno de los mejores cantautores-trovadores de Iberoamérica, según mi humilde opinión (que por favor, ni intente en hacer similitud a la del "señor" Ítalo Passalacqua).
El Viernes 23 de Mayo, tuve el honor de escuchar por primera vez a este hombre, en un lugar que dado mi presupuesto consideraría casi preferencial. Lo tuve al frente durante las 3 horas y algo que duró su show. Cantó todas las canciones que yo quería que cantara, en un espacio que pese a la enormidad, se dio una intimidad tal, que uno sentía que Ismael cantaba sólo para uno.
El espectáculo lo disfruté solo, ya que un par de amigos iba, pero nunca concordamos y cada uno compro en distintas localidades. A pesar de eso, me di la libertad de emocionarme hasta que me diera hipo sin preocuparme de nadie más que yo. El show empezó a las 21.15, y terminó cerca de las 00.30 (si es que no más), ya que simplemente no dejabamos que el señor Serrano, nos dejara. Cantó con su banda dos veces más y era tal, que salió una tercera vez, sólo con su guitarra a cantar Duermes, mientras acompañado gratamente por quien jamás imaginé que me toparía, pero que sospechaba que podría estar. Afortunadamente, no canto Amo tanto la vida, pues si lo hubiera hecho, ahí, contigo a mi lado, no lo hubiera dudado, te hubiera abrazado Dany y te hubiera cantado al oído:
Amo tanto la vida/ que de tí me enamoré/ y ahora espero impaciente/ ver contigo amanecer/ Si se acaba este milagro/ si se consume mi voz/ si me das un último portazo/ ¿en que calle moriré yo?.
Sin importarme nada, ni nadie... a pesar de que estuviera tu novio.
Caminamos, nos dimos un abrazo, y nos separamos. Llegué a la casa como a la una de la mañana y era tal mi emoción por lo que viví en esos 20 minutos, que me dormí cerca de las 02.30.
Al día siguiente nos fuimos de vacaciones a Iquique con mi papá y lo pasamos chévere chévere!!!!, conocí muchísimo, me bañé en la piscina del hotel hasta que me cansé mientras en Santiago llovía y hacía un frío atroz, yo mandaba mensajes de texto a mis amigos, para sacarles pica (en buen español, que me envidiaran). Y compramos hasta que nos cansa
mos y tuvimos que pagar el sobrepeso de las maletas...
Las vacaciones se acabaron y estoy de nuevo en esta ciudad en plena onda polar, con bufanda, parka, retomando los libros, pensando en mi examen de grado y recordando cuando andaba en short y polera...
*Este sí soy yo, como verá querido lector, la diferencia entre ambos personajes en casi mínima. Ambos somos iguales de guapetones. (Si no me la creo yo, no se la va a creer nadie por mí).