Me levanté temprano. Compré pan y me fui a la biblioteca de Providencia a estudiar. Llegué a las 5 de la tarde vuelta, todo sopeado porque hacía un calor de la puta en la calle.
Vamos a dejar a mi mamá y a mi tía al terminal porque se van a Osorno a buscar tulipanes para la Ire y yo entre quedarme depre en la casa, preferí salir con los salvajes a un carrete doméstico.
Cuento corto, eramos 8 personas, pero después la Carito se fue al tuto. Comimos pizzas, que se hornearon y pa´peor se quemaron. Pero como el hambre todo lo puede, me transformé en topo (bueno como ya no veo como antes, no me costó tanto la metamorfosis) y me puse a roer la masa con mis lindos dientes. Mientras los rones, bajaban y bajaban.
Ya tipo 5 de la mañana (o no?), abrimos una bebida y chanananananan!!!!!!: EXPLOTA. Yo opté cubrirme con la cortina de la cocina, mientras las carcajadas se expandían por toda la residencia del Rorro.
Como ya la cagá era grande y como los salvajes estaban presentes, después de querer tratar de arreglar el inconveniente, el Guille muy gentilmente se ofrece a lavar la loza sucia, después de la previa sesión de fotos de todos los asistentes.
Cuento corto, Guillermito, abrió la llave equivocada y yo no sé porqué razón algo pasó con el agua y se INUNDÓ la cocina.Ahí el rorro, seca que te seca.
Yo por no ser menos y en condición de ser exótico salvaje (lo cual creo yo que me hace ser más especial por la mega mezcla), casi me saco cresta y media en el suelo PRODUCTO de los resbaladizo del piso y no por la CANTIDAD de rones que había en mi cuerpo.
Llegué a las 8 de la mañana a mi casa, feliz.